¡Que vengan las vacunas!
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Corría el año 2019, y el mundo quedó paralizado por una noticia. Apareció un nuevo virus, al parecer “un chino comió una sopa de murciélago mientras jugaba con un pangolín” (o algo así), y todas las miradas apuntaron hacia ahí, comenzaron los contagios, y cual película distópica se enfermaban y morían muchas personas. “se hizo en un laboratorio”, “fue una mutación natural”, “es guerra biológica”, “los yanquis”, “los chinos”, “Bill Gates”. Y empezó a diseminarse por el planeta; Asia, Europa, Oceanía, África, América, la gente caía muerta, los sistemas de salud colapsaban… y nosotros mirábamos por nuestras pantallas lo que pasaba… sabiendo que tarde o temprano, nos iba a tocar.
Pero la solución real no llegaba, el virus se estudiaba, mientras la ola de contagios se fue transformando en un tsunami, y un día se nos coló por el aeropuerto, y se fue a bailotear a un casorio… ¡oh, oh! Empezamos a preocuparnos y comprender que aquello que parecía tan lejano había llegado, miedo, incertidumbre, ansiedad, encierro voluntario, #QuedateEnCasa, ¡Cuarentena Obligatoria! Pedían algunos (o sea, medidas prontas de seguridad y que los militares te encierren en tu casa, entre otras cosas), libertad responsable #NosCuidamosEntreTodos (pero con muchas restricciones y cese de muchas actividades), y aplausos al personal de la salud de “la primera línea de batalla”, “superhéroes” con disfraz de túnicas, sobre túnicas, guantes, tapabocas, máscaras faciales, protocolos sanitarios de riesgo biológico. “Ataca a los viejos”, “A los niños no, pero contagian”, “no contagian”, “la única solución sería la vacuna”.
Hacía meses laboratorios intentando desarrollar alguna vacuna (alguna cura, algún “remedio”, algo), algunos países intentaban formas de inmunidad de rebaño natural, otros confinamiento total, nosotros #QuedateEnCasa Vs #HagamosMarchasPorqueNosQuierenSilenciar (al mismo tiempo que seguían pidiendo cuarentena obligatoria, la bipolaridad politiquera de manija en su máxima expresión), ¡en los bondis no contagia! Decían justificando sus irracionales acciones, una y otra vez.
Un problema, los protocolos de aprobación de vacunas demoran muchos años, pero no teníamos ese tiempo, la humanidad no podía darse ese lujo así que se aprobaron permisos urgentes para que lo antes posible pudieran salir vacunas que ayudaran a frenar el contagio, este nuevo virus que nuestro sistema inmunitario no reconoce y no logra vencer a tiempo (virus que algunos aseguran que no existe, mientras las morgues de otros países se llenan, y los entierros se realizan de a cientos, sin despedidas, en fosas comunes, en las calles).
Poco a poco más anuncios de la posibilidad de existencia de alguna vacuna contra el tan famoso y nombrado virus, la comunidad científica como nunca antes enfocada casi exclusivamente en una temática, reconocimiento, prevención, higiene, diagnóstico, tratamiento, inmunización para el SARS-CoV-2, recursos invertidos en una sola cuestión planetaria, parar este coronavirus y su actuación contra los humanos.
Cerca de 200 vacunas en proceso de aprobación, pruebas y habilitaciones en tiempos récord, fases de prueba de las vacunas en paralelo a la producción y a no detenerse ni un minuto por burocracia (no hay tiempo para eso en estos meses), fase 3 de varias vacunas de urgencia para poder sacar más conclusiones (que se fueron dilucidando sobre la marcha), cada segundo recabando información en cada rincón del planeta, de la eficacia, de los efectos adversos, de las nuevas tecnologías, de esto, de aquello. El gobierno uruguayo creó desde casi el comienzo un Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) y a su vez, este creó un grupo Ad Hoc de científicos a estudiar las vacunas y toda la información que se lograra obtener, para investigar TODO acerca de las vacunas… es que ¡La Vacuna no es todo… pero como ayuda!
Y bue, se coló la “ideología”, “no a las vacunas yanquis, queremos las vacunas rusas” (camaradas nostálgicos que deben pensar que en 2021 la vacuna es roja y que Rusia es la URSS), y otros lo contrario, “no queremos la vacuna comunista, queremos vacuna con ideología de derecha” (“neoliberales” nostálgicos que deben pensar que en el 2021 la vacuna es roja y que Rusia es la URSS), más o menos así el nivel de “debate” (es que los extremos se juntan y “razonan” de forma similar), eso sí, “todes” coincidiendo al grito de ¡Que vengan las vacunas!
“El presidente hace surf y la vacuna no llega” , “se demora” , “vamos a ser el último país en tener vacunas, estamos hasta después de Bolivia” (si, con esa xenofobia incluida en las afirmaciones), “vamos a ser los últimos”, “anda en la playa y aumentan los casos”, “la gente se muere”, “no se hace cargo”, “desapareció”… “Que le pida ayuda a Alberto, al Pepe, al Papa”… ¡Que vengan las vacunas!
Las negociaciones se hicieron, se armó un plan de vacunación, (sí, sin las vacunas, porque la idea de planificar es anticiparse y tener todo pronto… se hicieron chistes de la “prevacunación sin vacunas”, algunos muy divertidos), al grito de ¡Que vengan las vacunas!
¿y las vacunas?¡Que vengan las vacunas!
Las vacunas llegaron, y el plan de vacunación y las prioridades de las distintas etapas de vacunación fueron informadas por todos los medios, y el 1 de marzo de 2021, comenzó la vacunación en Uruguay.
Con la cantidad de vacunas que se compraron, y las fechas en las que llegarían y el plan de vacunación, (de 30000 posibles por día), en unos 117 días se podría vacunar al 100% de una población de 3.500.000 de habitantes.
Pero, ¡Esto es Uruguay Papá! Toda esa ansiedad y apuro por que vinieran las vacunas parece haberse esfumado, los que tanto se quejaban por ser desprotegidos, no aprovecharon la prioridad para ser inoculados para acortar el problema y ser parte de la solución, muchos se anotaron y faltaron a sus citas (algunos dicen que tal vez sea porque la segunda dosis les tocaba en semana de turismo)… “Viste como somos los uruguayos con eso de feriados, días libres y hacer paro”. Las vacunas llegaron, y ya se está vacunando, pero ahora hay quienes quieren “la otra vacuna” (cualquiera sea la vacuna que estén dando y cualquiera sea “la otra”)… y los viejitos se siguen muriendo, familias enteras sin poder juntarse y abrazarse, muchos sin poder laburar y hacer un mango para parar la olla, y los que tenemos alguna comorbilidad o estamos inmunosuprimidos con cero defensas seguimos “cagados”* de que alguien nos contagie y pasemos a ser parte de la estadística de los informes diarios del SINAE. *(Sí, leíste bien, asustados, con miedo, “cagados”).
Las vacunas están, y vimos con esperanza la posibilidad de volver a una vida más normal, pero hoy vemos como lo que imaginamos que iba a ser una sociedad modelo y acorde al 2021 en cuanto al cuidado de la salud pública y la conciencia colectiva y empatía con los más vulnerables, quedó en la típica uruguaya de “dejar para mañana”, “a mí no me va a pasar”, o “primero veo cómo le hace a los otros”, “Yo no me vacuno”, “que se vacunen ellos”.
El planeta entero como muestra de lo que pasa si no nos inmunizamos, y la suerte de vivir en Uruguay y poder hacerlo de forma gratuita y bien cuidada.
Por los viejos, por los enfermos, para que no tengamos que llorar la pérdida de más hermanos y hermanas, por vos, por mí, para que los shows de standup vuelvan a estar llenos de gotículas de risas y carcajadas por todos lados ¡Vacunate!
(Nunca pensé que iba a escribir algo así, pero parece que la salud pública en Uruguay está necesitando una mano para lo que nunca dudamos en realizar, inmunizarnos contra algún virus que generara enfermedades contagiosas y que desde el Siglo XVIII estamos realizando para cuidar a la comunidad).
Vos ni idea lo que vas a hacer, lo que tengo claro es que Yo, “Cuando me toque y con la vacuna que me toque”.
*Niko: Vecino de Atlántida, Trabajo en Química Fina en el Parque Científico y Tecnológico de Pando, a veces escritor, a veces comunicador, a veces comediante, a veces político, a veces filósofo de redes sociales, siempre Librepensador, opinólogo. Amo el debate de ideas. (No soy licenciado)