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Mensaje de Michel Visillac, presidente de Rotary Club Atlántida

Varios vecinos se han acercado telefónicamente para ofrecerse a colaborar con nosotros en estos complicados tiempos de pandemia. Nuestro Club, como otros clubes Rotarios, no ha parado de aportar a la comunidad a través de donaciones de alimentos y abrigo, así como de grandes colectas para compra de maquinarias a hospitales.

Pero hoy nuestra principal labor es la de cuidar de los nuestros, llámese familiares y amigos, pero no solamente en el brindar bienes, sino en lo referente a la contención, el apoyo, el afecto y la solidaridad más amplia.

Son momentos en que a veces nos gana el pesimismo, la impotencia y la frustración y quienes estamos en mejor posición mental, física, espiritual y hasta económica, somos los que debemos ponernos esa mochila al hombro y ayudar a los más necesitados.

Convivimos con la falta de tolerancia y la impaciencia, convivimos con dudas existenciales y miedos apocalípticos, convivimos con el aburrimiento, las dudas y un Tsunami de mensajes que nos vomitan las redes sociales, donde algunos toques de humor apenas logran destacarse entre tanta mentira e información de dudosa veracidad que nada nos aporta y mucho nos daña.

EL ÁNIMO EN PANDEMIA

Pese a que el COVID19 es más mortal entre los adultos mayores, entre los más necesitados, frágiles y valiosos, están sin duda, los niños. El miedo y las dudas que inevitablemente les trasmitimos, son factores que podrán acompañarlos de por vida. Hoy muchos niños, sean hijos o nietos, conviven 24 hs. con nosotros, y eso nos obliga a saber medirnos, ahogar nuestras quejas, evitar que vivan nuestros momentos de debilidad o ira, saber callar un grito o una palabra fuera de lugar. Como adultos responsables, nos enfrentamos a tener que protegerlos de un enemigo invisible, defenderlos de algo que para nosotros es nuevo y desconocido. Una amenaza que para el mundo entero es una gran interrogante.

Debemos inculcar cuidados que no estamos seguros de que sean los correctos y aplicar medidas a veces extremas y sin certeza de su efectividad. Vivimos en una nebulosa y quedamos expuestos a ellos frente a un mar de dudas.

Entonces no tenemos otra opción que la de buscar que el amor, el cariño, la motivación, los juegos y la educación, estén siempre presentes en nuestra casa. ¡Y qué difícil es!

Quienes vivimos hoy esa experiencia, sabemos que se torna casi imposible y hasta utópico. Pero no tenemos otro camino que el de esforzarnos por transitarlo en paz y con serenidad.

NIÑOS EN PANDEMIA

Cuando logremos esos momentos de calma, aprovechemos para regalarles esas cosas que nosotros no tuvimos y que deseamos para ellos. Y no nos referimos a las cosas materiales. Recordemos aquello que quisimos aprender y por equis razón no lo hicimos o no pudimos. Sea porque nos faltó la persona indicada o porque no valoramos que sería una linda enseñanza a futuro.

Tocar un instrumento, aprender Ajedrez, un nuevo juego de naipes, hacer nudos, origami, malabares, trucos de magia, hacer conservas, saber distinguir los hongos deliciosos para buscarlos en el bosque, reconocer las estrellas y constelaciones, inventar una coreografía o una canción, aprender algo nuevo en la compu, escribir una poesía en rima o no, cantarles canciones de cuna de hace 50 años, aprender sobre nuestra flora y fauna silvestre, repasar algo de historia y geografía, contarle sobre nuestro árbol genealógico, mostrarle cómo manejar el lavarropas, recetas de cocina, hacer una huerta en casa o hasta saber agarrar una escoba para barrer o tomar bien los cubiertos para comer.

Foto de Gustavo Fring.

Todo lo que les regalemos y enseñemos es tiempo bien invertido y tiempo ganado. No es Netflix o el Cable el remedio y la solución para que pasen los días ocupados. No es con la tablet o el celular que adoptarán nuevas experiencias ni lindos recuerdos. Sin duda es con nosotros como guías, ejemplo y referencia, para que sean mañana mejores hombres y mujeres y cuenten con más herramientas para ser libres y felices.

Por eso hoy nuestro mensaje desde lo más profundo del corazón, es que ahora más que nunca, miremos por nuestros niños.





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