Todos los sábados por la mañana su escuelita recibe a decenas de niños de la Costa de Oro que lo escuchan con admiración. Él les sonríe, les hace algún chiste, pero al mismo tiempo les inculca el respeto y la disciplina.
Sigue atentamente cada movimiento. Se mantiene en el centro de la cancha dando indicaciones a cada instante. Se lo ve concentrado y parece disfrutarlo intensamente.
“¡Quítese la mano de los bolsillos! ¿Está en un shopping usted?”, le pregunta a uno de los tantos niños. Después le sonríe y el pequeño, de unos diez años aproximadamente, le devuelve la sonrisa.
Los hace formar en fila y explica el próximo ejercicio. Si a alguno le sale mal, detiene la jugada y vuelve a explicar tantas veces como resulte necesario. Finalmente, los pequeños logran incorporar el movimiento y la clase se hace muy fluida. “¡No pare, siga!, ¡arranca el otro!”, los anima con la intención de darle dinámica al entrenamiento.
Cuando esa mañana de sol, aunque fresca, veíamos a Ruben Sosa con su escuelita en La Costa Fútbol, no parábamos de pensar que esa persona que guiaba los trabajos fue uno de los jugadores más importantes que dio el fútbol uruguayo en las últimas décadas del siglo XX.
Ruben Sosa debutó en Danubio a los 15 años de edad. Emigró a España para jugar en Zaragoza donde ganó la Copa del Rey haciéndole un gol en la final a Barcelona. Luego pasó a la Lazio, uno de los equipos de la capital italiana. El punto más alto de rendimiento estuvo en su participación en el poderoso Inter Milán con el que alcanzó nada menos que la Copa UEFA. Borussia Dortmund de Alemania, Logroñés de España, Shanghái Shenhua de China y Racing de Montevideo lo tuvieron en sus filas y, por supuesto, su querido Nacional en el que cumplió dos ciclos. Ese jugador explosivo, potente, de gran remate y toque preciso, es quien hoy transmite sus conocimientos a los niños de diferentes balnearios de la Costa de Oro que se acercan cada sábado, y nosotros no queríamos perdernos la posibilidad de tener una charla con él.
“Fue una linda sorpresa cuando los chicos de acá me llamaron para armar algo”, nos dice, “Yo tengo la escuelita en Montevideo pero creo que Atlántida tiene mucho potencial”.
Conoce muy bien la Costa de Oro. Habla de asados, de reuniones con amigos en la zona y también de paseos en el verano. “A mí me gusta mucho Atlántida, siempre me doy una vuelta. El centro, la rambla, te venís a pescar, en fin, hay mucho para hacer. Es una zona muy familiar y está muy cerca de Montevideo”, agrega.
Reconoce el trabajo que desde LA COSTA FÚTBOL se viene realizando con el fin de mantener en muy buenas condiciones las canchas de césped. “Yo vine a estas canchas hace algunos años y era un potrero. Veo que ha mejorado mucho, hoy en día es una cancha de fútbol. Estos muchachos están trabajando, han plantado semilla y la cuidan de la mejor manera posible. Hay una estructura para levantar el club. Y además están todos los elementos en condiciones, los arcos, las redes, todo”, dice.
DISCIPLINA Y DIVERSIÓN
En la escuelita, Sosa combina la enseñanza de la técnica con el ritmo. Los chistes son permanentes, pero también las correcciones. “Se hace coordinación, corrida, tiro al arco, un poco de técnica y después se termina con un partidito, porque los niños vienen a jugar”. Luego agrega: “Esto es para venir a divertirse, pero también para aprender. Yo lo único que les pido es que vengan con ganas. Es lindo verlos a los quince o veinte días y notar que van mejorando, clase a clase. Pero para mejorar hay que ponerle empeño”, explica.
Lo consultamos con relación a aquello de pedirle a los niños que se saquen las manos de los bolsillos. Ruben Sosa soltó la carcajada y contestó: “Si, ¿viste? Cuando veo a alguno con las manos en el bolsillo yo los corrijo medio en broma. Los niños se ríen y entienden. El sábado que viene cuando esté por meter de nuevo las manos en los bolsillos va a pensar ‘mejor no porque Ruben me va a decir que estoy en un shopping’. También nos interesa la educación. Aquello del saludo al llegar y al despedirnos, una postura adecuada durante la clase, pequeñas cosas pero que son muy importantes”.
Más allá de la identificación que tiene con el Club Nacional de Fútbol, Sosa asegura que en su escuelita “no hay equipo”, y agrega que hay chicos que van a las clases con camisetas de Peñarol, Nacional, Defensor y otros. “Acá venimos a pasarla bien. Queremos que se hagan amigos, que aprendan que en el fútbol se gana y se pierde pero que las amistades siempre están y que este deporte hay que vivirlo con alegría”, enfatizó.
La escuelita recibe a niños de entre 4 y 12 años de edad, todos los sábados a partir de las 10.30 Hs. en el Country.
Consultas: (091) 038 632 – (099) 035 433.
LA CELESTE DE ITALIA 90 Y LA DE AHORA
Si su carrera deportiva a nivel de clubes fue muy importante, no lo fue menos su participación en selecciones nacionales. Sosa fue campeón de América en 1987. Dos años mas tarde se convirtió en el mejor jugador de la Copa que se disputó en Brasil y en la que Uruguay perdió la final con los locales. De aquel evento, todos recordamos una victoria contra Argentina en semifinales donde “El Principito” hizo los dos goles, uno de ellos verdaderamente increíble, recorriendo casi 50 metros con la pelota a pura potencia. Además, se puede afirmar que fueron sus goles en las eliminatorias los que llevaron a la celeste al mundial de Italia 90 donde luego quedamos eliminados en octavos frente al anfitrión. Sin dudas, tiene autoridad para hablar de la selección.
“Yo creo que hemos tenido algunas selecciones muy importantes. La del 86 fue una selección bárbara que después no logró alcanzar mucha cosa. No había en aquel momento la tranquilidad del técnico que perdía dos partidos y se iba. Eran unos nervios bárbaros. La del 90 también fue una gran selección pero no pudimos lograr lo que esperábamos nosotros. En aquel mundial que se jugó en Italia nos fuimos veinte días antes a prepararnos. Era demasiado para ir a un mundial. Jugamos varios amistosos, le empatamos a Alemania 3 a 3, le ganamos a Inglaterra. Pero llegamos al mundial un poquito cansados. Tabárez es un hombre muy inteligente, tomó la experiencia y para el mundial de Sudáfrica cambió. Se alcanzó un cuarto puesto llegando una semana antes”.
Con relación al trabajo del Maestro en este último ciclo afirmó: “El ha logrado construir una selección que se ha convertido en una potencia sudamericana, y más, porque le hacemos partido a todos, a los de acá y a los europeos. Antes jugábamos al pelotazo con Alzamendi y yo arriba, o uno solo incluso. Hoy en día jugamos al fútbol, salimos jugando de atrás. Nos respetan en todo el mundo. Antes era difícil, ganábamos un partido cada tanto, íbamos a Ecuador, por ejemplo, y estábamos solos. En la actualidad los jugadores están unidos, el maestro ha cambiado aquello de que eran todas figuras para hacer hincapié en el plantel, en el equipo”.
Según opina, el cambio se produjo gracias a los jugadores que han venido y al método que Tabárez ha implementado. “Le han dado la oportunidad de llevar adelante un proyecto. El maestro nunca estuvo en discusión, entonces, quieras o no, trabajás tranquilo. Y van a seguir viniendo logros porque los Suárez y los Cavani se van a ir y van a venir otros. Este es un país que saca jugadores enormes, todo el tiempo”.
ESA LIBERTADORES TAN ESQUIVA
Pocos días antes de nuestro encuentro con él, los tres equipos uruguayos que aun disputaban alguna instancia internacional, ya sea en la Copa Libertadores como en la Sudamericana, habían quedado eliminados por clubes brasileros. Desde la coronación de Nacional en el 88 ningún equipo uruguayo volvió a ganar la Copa Libertadores de América. Lo más cercano a ello estuvo en el 2011 cuando Peñarol perdió las finales con el Santos.
“No podemos competir con las potencias de sudamérica”, aseguró. “Brasil y Argentina tienen una potencia enorme. Para poder llegar a una copa tenemos que armar un equipo de figuras. En el caso de Nacional está trayendo figuras pero, de pronto, ya no en su mejor momento. Nos cuesta mucho. No olvidemos además que Brasil inicia la copa con siete equipos, hoy en día quedan seis y alguno seguramente va a llegar a la final”.
Además del potencial de los planteles de los equipos uruguayos, opina que hay algunos aspectos que corregir en el juego. En ese sentido se lamenta que muchas veces los partidos se pierden por falta de atención. “Un tiro de esquina, una falta mal dada en los costados. Ya nos cuesta llegar, generar situaciones y encima a veces estamos distraídos en la cancha… así es difícil”.
Con respecto al equipo tricolor, luego de la eliminación continental, considera que la prioridad debe ser trabajar para sacar a la institución de la situación económica delicada por la que atraviesa en la actualidad, y ganar la competencia local. “Cuando uno viene a Nacional es para salir primero, no para salir segundo. Ahora que se nos fue la copa hay que dar vuelta la página y meternos en la cabeza que tenemos que ganar el uruguayo sí o sí. Yo creo que Nacional tiene plantel para salir campeón y lo veo peleando hasta el final. Tal vez no nos da para lo internacional pero es un plantel que está en condiciones de ganar acá, sin dudas”, conclye.