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Pastas Caseras 33 ahora es Pastas Yelós

En un momento muy especial, “Pastas Caseras 33” cambia su denominación. A partir de ahora lleva su nombre de autor: “Yelós Tabeira”. Es que en los apellidos de esta familia Olimareña y en sus valores, se encuentran las razones del éxito que todos conocemos.

“Con una maquina casera y la receta de mamá”

Parque del Plata tiene una particularidad. En el balneario existen empresas, comercios, que por alguna razón se han logrado consolidar al punto de convertirse en verdaderos referentes de la zona. Propuestas comerciales que son elegidas permanentemente por el público. Dentro de esa lista, sin dudas, se encuentra la conocida “Pastas Caseras 33”, que el pasado mes cumplió 25 años de vida; un cuarto de siglo. Lo hace en un momento de esplendor. Es común pasar por el lugar (Diagonal 6 esquina Mario Ferreira) un fin de semana, y ver a decenas de clientes esperando afuera del local (o incluso en su vehículo) a que llegue su número. Vienen desde todos los rincones de la Costa de Oro e incluso de Montevideo.

La historia comenzó en el mes de junio de 1994. Las hermanas mellizas Yelós Tabeira estaban próximas a cumplir los 22 años de edad. Beatriz, tenía un trabajo de medio tiempo en un supermercado de la zona. Silvana, no estaba empleada. Entonces, Celeste y Julio, sus padres, comenzaron a pensar alguna alternativa para sus hijas: “A mi madre se le ocurrió que hiciéramos algo casero para vender. Pensaba en enseñarnos a hacer la pasta como la había hecho toda la vida. Ella nació en el campo en Trenta y Tres y se crió haciendo todo casero, el pan, las pastas y cosechando en la granja”, nos contó Beatriz Yelós que es quien continúa al frente del negocio en la actualidad. “Ellos fueron un día a Pando y vieron una maquinita manual de hacer pastas como la que cualquiera puede tener en su casa. La compraron”, agregó.

Las Hermanas Yelós en aquellos primeros años de trabajo y grandes sueños

Con aquel rudimentario dispositivo y la receta de mamá, había que conseguir los primeros clientes. Hicieron volantes a mano que fotocopiaron y personalmente distribuyeron casa por casa. Así llegó la primera venta que nunca olvidarán: Medio kilo de tallarines de yema que les compró Mariela, una vecina. “Saltamos de alegría con mi hermana porque le habíamos vendido algo a alguien”, recuerda Beatriz.

Pero no terminó ahí. Luego de entregar una muestra de ravioles de verdura al restorán Náutico que funcionaba frente al Supermercado La Cueva, se aseguraron un buen cliente permanente, al tiempo que los volantes, aquellos hechos a mano, comenzaban a arrojar resultados increíbles. “La sorpresa grande la tuvimos dos semanas después cuando vinieron como diez clientes a comprarnos pasta a casa. Nosotras habíamos preparado unos pocos ravioles. Con la ayuda de mi madre y mi padre, lo hacíamos en el momento. Todos los que compraban después volvían encantados”.

EL ESFUERZO QUE DA FRUTOS

Desde ese momento, las mellizas Yelós Tabeira se vieron inmersas en una etapa de mucho trabajo y algunas privaciones. Se vieron desbordadas por la demanda de sus productos y ello las llevaba a estar mucho tiempo elaborando. Pronto, la maquinita casera se destartaló. Fue entonces que tomaron su primer crédito para comprar una sobadora y una raviolera. “Ahí entendimos que teníamos una gran responsabilidad ya que teníamos que pagar aquellas máquinas. Le metíamos mucha garra con mi hermana; no íbamos a la playa, no íbamos a bailar con aquellos 22 años. Nos privamos de muchas cosas. Nuestras amigas nos invitaban a salir, pero nosotras preferíamos quedarnos y descansar, porque el domingo nos levantábamos a las tres de la mañana para preparar el relleno y organizar la jornada”, afirmó Beatriz.

Beatriz Yelós

Con el soporte económico de sus padres, maestros de escuela, y sin la necesidad de mantener un hogar, las hermanas ahorraban cada peso que su negocio iba generando y lograron pagar las máquinas en solo seis meses. Ya ubicadas en su local actual, el proceso de crecimiento fue permanente. La formalización de la empresa, la contratación de personal, la incorporación de nueva maquinaria y de nuevos productos, fueron etapas posteriores, hasta llegar a estos 25 años que se cumplieron el 24 de junio, día en el que la familia Yelós Tabeira conmemora aquella primera venta de “medio kilo de tallarines” a una vecina llamada Mariela, cuando todo parecía simplemente una aventura de un par de jovencitas con ganas de salir adelante.

SIEMPRE CASERAS

Los carteles publicitarios de la Fábrica que se encuentran a lo largo de todo el balneario rezan: “Pastas Caseras”. Ese es el sello de distinción, y lo seguirá siendo siempre: “A veces los clientes llegan al lugar esperando ver una señora con un palote amasando en la mesa y verme a mí cortando los tallarines a cuchillo. Entonces yo les explico: es casera porque se utilizan los mismos ingredientes que cualquier persona puede usar en su casa para elaborar la pasta. Ya no es artesanal, no es hecha a mano. Utilizamos las máquinas porque es mucha la cantidad que producimos y a mano sería completamente imposible hacer 40.000 ravioles, por ejemplo. Pero se mantiene la receta de mi madre, aquella con la que empezamos hace 25 años y que es lo que le da ese sabor tan especial”, aclaró Beatriz.

PASTAS CON NOMBRE DE AUTOR

Una de las acciones que la empresa realizaró en este aniversario tan especial, es el cambio de denominación que se viene llevando adelante de forma progresiva. La idea es pasar del nombre inicial de “Pastas Caseras 33” a “Fábrica de Pastas Yelós”. Una forma de recordar y tener siempre presente el origen y los valores familiares que fueron pilares fundamentales de un negocio que no para de crecer.





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