Ricardo Gatto conversa con Eduardo Sacheri en la Feria Internacional del Libro de Canelones
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Eduardo Sacheri en la FILC: “Leer nos acomoda el oído”

Por Ricardo Gatto.

ricardo@elperiodico.com.uy

Casi que no hay que presentarlo, solo bastaría con decir que este profesor y Licenciado en historia fue el autor de la novela El secreto de sus ojos, que imaginó de joven, cuando trabajaba en un juzgado criminal, y que luego fue llevada al cine alcanzando el “Oscar”; pero eso es solo una pequeña parte de su obra. Uno de sus últimos trabajos es La noche de la Usina que en el mes de agosto llegará a la pantalla grande bajo el nombre La odisea de los giles.

Con su familia acompañándolo, sentado al borde del escenario en el que hace unos minutos tuvo una extensa charla con el periodista Cristian Font y con el público de la Feria Internacional del Libro de Canelones, nos recibió cordialmente.

EL FUTBOL, ESA “LOCOMOTORA”

Nacido en Castelar, Provincia de Buenos Aires, cuando tenía cuatro años ojeaba, haciendo que leía, la revista “Patoruzito” hasta que su hermana de once le propuso enseñarle a leer. También concurría mucho al cine, donde se escondía cuando la película le gustaba mucho para verla otra vez. A los veinticuatro años fue que escribió algún cuento pero sin ningún tipo de ambición de trascender. En esos relatos usaba los materiales de su propia vida y, en ella, el fútbol ocupaba un lugar trascendental.

Como en las películas, cuando se pasa a otra escena paralela en el tiempo, en radio Continental comenzaba un programa llamado “Todo con afecto” que buscaba acercar el fútbol a lo literario. Al principio, cuando su esposa y amigos lo animaron para que les acercara sus relatos a los productores, pensaba que solo se trataba de una cuestión de afecto, pero finalmente, una vez que se decidió a llevarlos, encontró en el fútbol una locomotora que lo arrastró al éxito que sobrevino.

AQUEL UNICO LIBRO VENDIDO

En el año 2001, publica el libro “Te conozco Mendizábal” con aquellos cuentos que no hablaban del fútbol, y lo encontró en medio de la terrible crisis económica que sufrimos ambos países. Dice jocosamente que se vendió un solo libro, pero para su suerte lo compró Juan José Campanella, el famoso director de cine, al que le gustó y lo contactó. Aquello iba a ser su trampolín para llegar al cine y no parar hasta el segundo “Oscar” de una película argentina en la historia.

“La pregunta de sus ojos” convertido luego en “El secreto de sus ojos” es, como el mismo autor la define, una novela oscura y trágica, y aunque ya se conocían con Campanella, nunca pensó que podía ser de su interés. El director toma contacto con ella cuando ve el libro y lo compra, entonces lo llama y le dice que estaba conmovido por lo que había leído.

Uno de los momentos sublimes de la película, es la escena entre Benjamín (Ricardo Darín) y Pablo Sandoval (Guillermo Francella). Allí el segundo, en un momento dado afirma que “un hombre puede cambiar todo menos la pasión”. La interpretación que el autor le da a ese encuentro, es muy diferente a esa sensación celebratoria que la mayoría de nosotros imaginámos. Es que Sacheri cuando lo escribió, pensó en la pasión como una prisión. Para empezar, explica que “pasión” viene de “padecimiento”, y agrega que la escena arranca donde uno de los personajes es alcohólico y el otro se muestra preso de un amor imposible. “En nombre de la pasión, uno puede ser brutal”, enfatizó Sacheri.

Todo lo que pasó después lo define como “un viento enorme en su vida”. Entrevistas, fama, viajes por el mundo, que no era para lo que había armado su existencia; entonces escribe “Papeles en el viento” que es como una declaración de principios de si mismo.

LOS GILES

Hoy tiene pronta su próxima novela a publicar en noviembre llamada “Lo mucho que te amé”, ambientada en la Buenos Aires de la década del ´60.

También en agosto será estrenada la película “La Odisea de los giles” basada en la novela “La noche de la Usina”, donde vuelve al trágico año 2001, cuando un grupito de personas que han sido estafadas pretende recuperar su dinero. Son siete u ocho personas honradas que los mueve un afán de justicia pero no saben como robar. En el fondo, nos confiesa que ese espíritu de colaboración es el que quisiera para su país, aunque desde su más absoluto desconsuelo -dice- ve imposible de lograr.

Ha sido una hora de jugosísimas confesiones de este escritor que, lejos de una postura de tipo famoso (que lo es) se ha mostrado abierto y afable. Antes de finalizar, nos deja una última frase, que es un faro para aquellos que alguna vez tratamos de plasmar alguna emoción en el papel: “narrar es encontrar un sentido a las cosas, creamos arte por lo que perdimos y añoramos” remata, y sentimos que cualquier comentario que agreguemos, estaría de más.





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