Filosofía barata del 1º de Enero de 2019 con varios días de insolación y consumo de todo lo que se te cruce en el plato y en el vaso.
Todo un tema lo que me sucede año a año en estas fechas, lo primero que me pasa es dedicarme a filosofar un rato en mi interior acerca de por qué seguimos viviendo de acuerdo a un calendario ficticio, creado y modificado varias veces por caprichos de algún Emperador o algún Papa Católico de hace varios siglos), y que su inicio se marcó en el supuesto nacimiento de una persona que vivió en una pequeña parte del planeta y que solamente creen en su existencia un porcentaje pequeño de la humanidad. (en Uruguay según fuentes confiables –“Nah, según Wikipedia© nomás”- en 2017 el 40,4% de los uruguayos y las uruguayas y les uruguayes y lis uruguayis y lus uruguayus y lxs uruguayxs y l@s uruguay@s se definían SIN RELIGIÓN), por lo que “el nacimiento de Cristo” como que no les/nos importaría mucho como inicio de un calendario.
⃰ El calendario que utilizamos “oficialmente” en esta época en Uruguay y muchos países lo impuso el Papa Gregorio XIII en 1582, luego del “Concilio de Trento” – el calendario anterior era el “Juliano” impuesto por el Emperador Julio César).
El calendario hebreo va por el año 5779; el calendario chino marcaría en febrero el inicio del año 4717; el calendario Maya (bien complejo y exacto) terminó un ciclo largo el 21 de Diciembre de 2012 (luego de 5125,36 años, equivalentes a 5200 tunes), y el día de hoy no hay un nuevo calendario Maya (creo), no porque se acabara el mundo en esa fecha como decían algunos que hasta hicieron una película, sino porque los “conquistadores Españoles” se encargaron de matar a todos los mayas que tenían la sabiduría milenaria y nadie va a andar haciendo un calendario nuevo 500 años antes de que termine el viejo o actual; y mi calendario personal va en el año 36 DN (Después de Niko) cerrando un nuevo ciclo el 3 de Mayo.
Bueno, pero ya voy varios párrafos filosofando acerca de calendarios y no he opinado de nada todavía así que cambiemos de tema radicalmente, olvidemos todo lo anteriormente expuesto y vayamos al meollo de la columna:
¡FELIZ AÑO NUEVO, FELIZ 2019!
Aunque los cambios de almanaque son simplemente un día más que pasa, por lo general son la excusa para realizar cambios o reinventarse (“el lunes empiezo la dieta, en mi cumple dejo de fumar, el mes que viene empiezo el gimnasio, el año que viene hago tal cosa”)… así que aprovecho para expresar algunos de mis anhelos para este nuevo almanaque que comienza.

Mi deseo para este 2019 es que la humanidad despierte de este tiempo de oscurantismo en que parece estar sumergiéndose por causa de la ambición, de la ignorancia, del fanatismo… y que cada día nos unamos más y más a pesar de las diferencias ideológicas, a pesar de los distintos credos, a pesar de ser de distintas generaciones etarias o tener diferentes concepciones filosóficas acerca del origen del Universo y la humanidad.
Que seamos capaces de reconocernos en el otro y así tratarnos con respeto y tolerancia. Que las similitudes que tenemos las pongamos por encima de las diferencias, que las sonrisas le ganen a las amarguras y el amor supere al odio.
Que cada cual cumpla sus sueños y experimente el éxito en sus emprendimientos, que pueda visualizar en su mente la vida que quiere vivir y enfoque sus caminos hacia ese objetivo, que todos nos demos cuenta que somos iguales y que nuestro origen es el mismo (ya sea que creas en algún dios, en la energía, en la evolución, o que seas ateo o agnóstico).
Por un 2019 en el que la revolución sea con risas y en busca de la igualdad entre todos los humanos (y humanas y humanes y humanis y humanus y humanxs y human@s), buscando lograr la libertad de cada integrante del planeta (y de todos los planetas) y con la tolerancia y fraternidad que han enseñado desde tiempos inmemoriales los libros sagrados y las distintas corrientes filosóficas.
Que en Uruguay el año electoral proceda en una forma pacífica y de respeto a la diversidad de partidos políticos, que se dejen de lado los fanatismos y esos delirios de superioridad que tienen quienes insultan a los que piensan diferente y ningunean a los demás, que los debates en la vida real se den con argumentos y con respeto y dejemos de lado las falacias, los insultos, las persecuciones, las amenazas, las injurias y difamaciones.
Que los que amamos la comedia y el humor (de cualquier tipo y color), podamos sentirnos libres de expresarnos sin que una horda de “amargades” sensibles del nuevo Uruguay millenial inquisidor nos saque de contexto y nos quiera prender fuego en la hoguera.
Que las ironías de los “estados de feisbuc” (Facebook©) sean tomadas como lo que son y la gente del barrio no las politice todas ofendiéndose y escupiendo su veneno diciendo que se critica todo, que hay ensañamiento con vaya uno a saber qué, o que alguien no tiene vida por poner un chiste en una red social.
En fin, que sea un año en el que lo racional esté por encima del fanatismo irracional, y que el sentido común y la argumentación esté por encima del hincha y el conflicto.
Que tengamos cada día más y más libertad de pensamiento, Libertad de expresión de pensamiento, y #LicenciaParaOpinar.
Que el Universo te provea el triple de lo que le deseás a otro (principalmente de lo que me desees a mí).
Y ta… todo eso y mucho más. ¡Salú!, ¡Feliz 2019!, Namasté.
Nicolás Burgueño Kosenco – Niko.·.
Librepensador, filósofo de redes sociales, escritor, investigador en el área química, seudohumorista, militante del Partido Independiente, opinólogo y un montón de cosas más… ah… (NO SOY Licenciado).