Por Nicolás Burgueño Kosenco.
Hoy el tema que voy a tocar en esta nueva #LicenciaParaOpinar es un poco más serio de lo que a mí me gustaría y encima hay muchos compatriotas que intentan restarle importancia o justificarlo.
En lo que va del año 2018 sucedió por segunda vez una situación que, desde mi forma de ver la República y la Democracia, deja mucho que desear.
Ya en 2 situaciones, desde el gobierno de turno, se han realizado escraches a ciudadanos uruguayos que se han manifestado en forma pública en contra del mismo.
En la primera oportunidad, un ciudadano que increpó al Presidente de la República Oriental del Uruguay y le gritó “mentiroso” en la calle, con muchas cámaras apuntando hacia ellos y grabando la situación, (acto que no me gusta para nada y que no comparto, luego de un encontronazo en la acera entre unos ciudadanos con reclamos y Tabaré Vázquez, en una instancia que mostró que algunos ciudadanos no respetan tanto las instituciones, así como que nuestro presidente ya no es el mismo que en el primer período, ya que en varias oportunidades no ha podido mantener el aplomo necesario para la responsabilidad que ostenta y en alguna oportunidad se ha alejado de la carta magna al hacer militancia política en un comité de base de su partido político). Más allá de ese paréntesis, la actitud que tomó “Presidencia de la República” desde sus cuentas oficiales, fue escrachar al ciudadano contando de forma pública sus “miserias/irregularidades/deudas/o situaciones privadas”, compartiendo en las redes sociales oficiales esa información, lo que generó de inmediato que hordas de defensores obsecuentes del gobierno de turno compartieran tal información, y algunos agregando adjetivos y epítetos no muy fraternos ni tolerantes contra el ciudadano que enfrentó al Presidente en ese altercado callejero.

En la segunda oportunidad, un ciudadano llegó con su hijo a solicitar una solución a la Mesa de Entrada del MIDES, y al no recibir ninguna solución de parte del Ministerio, decidió ir a los medios de comunicación a hacer pública su situación y la respuesta negativa de la institución pública. Los medios lanzaron la noticia y desde el Ministerio de forma casi automática, salieron a justificarse, a desviar la culpa, y lo peor, desde una cuenta oficial se compartió información privada del ciudadano que se había quejado, exponiendo su vida privada y sus antecedentes a la opinión pública, en las redes sociales y los medios, fomentando el escarnio público hacia una persona por haberse quejado, y expresado su opinión acerca de la situación que estaba viviendo.
En esta oportunidad (mi columna de opinión) no corresponde ni me interesa tomar partido ni justificar a los ciudadanos involucrados, pero si me corresponde a mí y a todos y todas los que vivimos en este estado de derecho, en esta República Democrática llamada República Oriental del Uruguay, estar atentos a estas situaciones irregulares por parte del gobierno de turno, exponiendo al escarnio público a ciudadanos que se manifiesten de alguna manera en contra del mismo, exponiendo datos privados que con sus leyes han ido recabando poco a poco para saber hasta el secreto mejor guardado, el gobierno ha avanzado día a día en el control social y en saber lo que hacemos, lo que cobramos, lo que compramos, lo que vendemos, lo que tomamos o comemos, registros para consumir flores de una planta, cámaras por todos lados, datos cruzados entre las distintas oficinas públicas, ley de inclusión financiera para saber hasta el último movimiento de dinero, ley de medios para controlar lo que se publica o informa, y alguna que otra actitud que a mí no me agrada porque pareciera que busca el control social y acallar las voces discrepantes que tan bien le hacen a todo sistema que se precie de democrático.
Sin ánimo de caer en un ensayo conspiranoico acerca del control social, y pensando de forma inocente de que se trató de 2 casos aislados y que no tiene nada que ver con una nueva etapa del país o una nueva actitud del gobierno de turno de aquí en más, lo menos que puedo, debo y me siento en la obligación de hacer es señalar el rechazo absoluto a esa actitud de parte del Estado, principalmente en estas épocas de autoritarismos de izquierdas y de derechas reflotando en muchos rincones del planeta. En estos temas hay que procurar sacarse la venda de la obsecuencia y comenzar a cuidar más las libertades individuales.
Este año 2018 de Consejos de Salarios, de Rendición de Cuentas, de Mundial de Fútbol, de lanzamientos de Candidaturas y campañas electorales, va a estar plagado de fanatismos y más en esta época de redes sociales y de agresividad y violencia naturalizada por una gran cantidad de compatrioras; por lo que los que nos creemos o denominamos librepensadores, demócratas, republicanos, debemos redoblar
esfuerzos en defender esas libertades y en tratar de llevar amor donde otros quieren meter odio, llevar risas donde otros quieren llevar enojos, llevar las banderas de la libertad donde otros quieran meter autoritarismos o imponer doctrinas de pensamiento único o intimidar para que no nos expresemos.
Y aprovecho que el año pasado anduvo Noam Chomsky para dar una conferencia por el barrio para dejar una de sus frases:
“Si no creemos en la libertad de expresión de aquellos que despreciamos, no creemos en ella en absoluto”
Esperemos que el gobierno de turno comience a actuar un poco más maduro, y deje de actuar tan Maduro.
Hasta la próxima edición de #LicenciaParaOpinar (si es que no me censuran por manifestar mi opinión contraria a la actitud del gobierno de turno).
Ah, y por las dudas que quieran desde algún medio oficial publicar mis secretos, aviso que ya pagué el pan y la leche que debía en el almacén, ya devolví los libros “La Rebelión en la Granja”, “Un Mundo Feliz” y “Mein Kampf” a la biblioteca, y que la vez que en el liceo culpé a mi compañero de banco de haber liberado una flatulencia, en realidad había sido yo.
¿y vos qué opinás? No te calles, expresate sin miedo, acordate que vos y yo tenemos #LicenciaParaOpinar.
Niko.·.
“Librepensador, filósofo de redes sociales, vecino de Atlántida, investigador en el área química, escritor, integrante del Partido Independiente, opinólogo, seudohumorista. (No soy licenciado)”.