Es un placer recuperar nuestro espacio de comunicación y reflexión a través de esta columna que acompaña la publicación desde sus inicios.
En nuestro último encuentro reflexionábamos sobre la necesidad de reinventar una nueva paideia, vocablo que, en la rica tradición helenista, es sinónimo, simultáneamente, de educación y de cultura. Ahora bien, no existe paideia sin compromiso.
Hoy queremos dar un paso más hacia la profundización de pensar y pensarnos como personas plenas… por eso lograr la emancipación. El pedagogo P.Freire consideraba la relevancia como transformación social y desde las aulas en el desarrollo de la autonomía de los educandos.
Es necesario avanzar en una educación que promueva la reflexión como proceso de liberación.
En la medida que logremos una sociedad emancipada, nos transformamos en una sociedad más humana, cada uno como persona logra decidir, hablar con voz propia y no transmitir ni acatar lógicas externas e impuestas.
La emancipación es la relación en la sociedad y con el otro, más allá del lugar de donde provenimos, cada uno es reconocido desde una otredad donde se promueve la reflexión, la crítica, la problematización de una forma constante. Es necesaria una propuesta pedagógica de emancipación, porque el educador debe promover y reflexionar junto a los alumnos instaurando un proceso crítico de adquisición de conocimiento y no de transferir conocimiento. Vivimos en un mundo que promueve las personas acríticas, funcionales, desconcientizada, etc en post de un sistema político-social-económico basada en las lógicas mercantilistas y transaccionales, donde el vínculo, los afectos, las emociones no son valorizadas. La sensibilidad y las caricias, están subvaloradas, están como desacreditadas asociándolas a debilidad. Pero cada día vivimos relaciones más asimétricas, más violencia de género, más abusos de poder…. Creemos que la concientización avanzará en cambiar a un tipo de sociedad que esté basada en los intereses éticos de los hombres y mujeres.
Porque sólo sabemos hacer lo que se hizo con nosotros, podremos tratar bien si fuimos bien tratados, si fuimos despreciados sólo sabemos despreciar…. Salvo que seamos capaces de reflexionar, comprender la realidad, hacernos cargo de nuestro ser y como nos relacionamos con los otros… amar y respetar al otro…acariciar en toda la dimensión” de ese acto, “acariciamos con la mirada, con las manos, con las palabras, con las actitudes, con el cuerpo todo.
Cuenta la historia: “Érase una vez un rey que quería saber cuál era el lenguaje natural que hablaban los seres humanos cuando no estaban influenciados por el lenguaje que hablaban los demás. Un día separó a un grupo de recién nacidos y los confinó en un lugar donde tuvieran los cuidados necesarios para la supervivencia, pero que no tuvieran contacto alguno con otras personas. ¿Saben que ocurrió con los niños? Murieron. Murieron por falta de estímulos: caricias”.
Seguimos desde este espacio invitando a pensar la escuela, la familia, la sociedad…pensar lo que hacemos…darnos tiempo para pensar y pensarnos…trascendiendo nuestro propio conformismo…contribuyendo a superar los conflictos estructurantes de cada una de esas instituciones…trascendiendo la normas y dogmas. Nos emancipamos cuando podemos diferenciar las verdades de los relatos sociales que nos comunican, construyendo institucionalidad desde la liberación y sujeción, en equilibrio. Hacernos cargo, cada uno, de nuestro lugar en la sociedad, nuestro compromiso y elección a la hora de cumplir nuestros diferentes roles.
“De los medios de comunicación en este mundo tan codificado con internet y otras navegaciones, yo sigo prefiriendo el viejo beso artesanal que desde siempre comunica tanto”. Amor Vendimia, Mario Benedetti.
Hasta la próxima!!!!
Magister Verónica Dentone
vedentone@gmail.com