Cannabis y otras hierbas
El pasado 19 de Julio comenzó en Uruguay la venta de Cannabis “recreativo” en las Farmacias, luego de años de idas y venidas, y de llevar adelante una ley “a la uruguaya”, con remiendos, con errores iniciales de concepto, con buena voluntad y buenas intenciones, con prejuicios y esperanza, con menos miedo a lo desconocido y mayor conciencia de la naturaleza, con un montón de opiniones encontradas desde los pros, los contras, los impulsores, los detractores, los subjetivos, los objetivos, los que la fuman, los que la usan ya terapéuticamente, los que la aborrecen, los que repiten versos en contra y a favor, como en todo, en Uruguay, somos 3 millones de directores técnicos, 3 millones de presidentes y desde el 19 de Julio de 2017, somos 3 millones de expertos en cannabis/marihuana/porro/cogollo/faso/florcita/maruja/verde/sativa/índica/alfa/beta, o como le quieran llamar desde su experiencia personal a la Ganjah (nombre dado a la planta sagrada por los Rastafaris).
Pero, en este corto tiempo qué podemos comentar acerca de este tema. Como primer punto, ese detalle de que los uruguayos somos casi todos expertos en todo y emitimos nuestras opiniones con tanta propiedad desde ese pedestal de verdad absoluta y erudición, que nos faltaría un baño de humildad; lo siguiente es recordar que hay distintos puntos de vista a tener en cuenta en un tema con tantas opiniones distintas y que mezcla leyes, con terapéutica, con botánica, con farmacología, con antropología, ciencias sociales, temas culturales, temas religiosos, con el narcotráfico, las industrias farmacéuticas, la justicia, las libertades individuales, los registros, el control, etc.
Así que me voy a enfocar en escribir una pequeña parte del tema (pero dejar la reflexión sobre la mesa)
Muchísimas personas sienten que a partir de ese día hay menos hipocresía en el país, (a pesar de que queda muchísima más hipocresía a combatir), por ejemplo, hay muchos veteranos que consumen las gotas de aceite de cannabis para disminuir los temblores en el parkinson, o algunos con artritis que utilizan las cremas con extractos de cannabis para los dolores, o que por tener fibromialgia se fuman unas pitadas para bajar la sintomatología y poder sentirse mejor cuando le vienen los empujes, así como los que la usan para meditar o para pasar el rato o simplemente porque es un hábito, o porque les pinta hacerlo, o miles de motivos más.
El día 20 de Julio estuve compartiendo un rato en la Farmacia Las Toscas, una de las pocas farmacias del país anotadas para esa primer experiencia, y mientras estuve en la misma, además de enterarme que el primer día de venta se les había acabado uno de los tipos (la Sativa, las más psicoactiva de las dos), vi como ingresaban a comprar una o dos bolsitas vecinos y vecinas de las más variadas edades, estilos de vestimenta, profesiones, “clases” sociales, colores partidarios, camisetas de fútbol, religiones (ya que contrariamente a lo que muchos piensan, los que fuman marihuana no son todos hippies de rastas que no hacen nada o que estudian bellas artes)… todos coincidían en esa alegría de tener esta nueva opción para consumir lo que desde su libertad optan por hacer.
No hay que olvidarse que esta es la tercer vía que propone la “Ley de regulación de la marihuana”, luego del autocultivo y los clubes, ahora se suma la venta en farmacia.
Más allá de mi posición personal a favor de las libertades individuales, contraria a cualquier tipo de “registro estatal” de las actividades privadas del individuo, de que la ley debería haberse enfocado también en la parte medicinal y/o terapéutica, no solamente recreativa (para que los médicos pudieran comenzar a recomendarla sin tener que decirle al paciente que “no le digan a nadie que se las recomendó”, pero que prueben con cannabis), y el bajo porcentaje de THC (principio activo que actúa en algunos receptores neuronales que generan el efecto psicoactivo), hay que reconocer que en un país que está permitido el consumo, y que se propuso competir con el narcotráfico de una manera original y pacífica, la medida puede llegar a ser un gran éxito, el tiempo lo dirá.
Mientras tanto seguiremos viendo las noticias en las que se comunican medias verdades, los debates de eruditos diciendo que es el principio del fin y de eruditos diciendo que el paraíso ha llegado, que somos un narco estado y que somos un estado más libre, que somos conejillos de indias de los titiriteros del mundo y que somos los que patearon el tablero, los 3 millones de expertos en “porrología” discutiremos una y otra vez, intentando imponer nuestras verdades personales como desde hace un tiempo a esta parte. Pero con la alegría de muchos ciudadanos que, desde hace unas semanas, se sienten más libres y menos estigmatizados.
Nicolás Burgueño Kosenco
“Vecino de Atlántida, librepensador, investigador en el área química, escritor, político, seudohumorista, filósofo de las redes sociales (No soy licenciado)”.